domingo, 14 de marzo de 2010

Presidenciables se juegan mucho hoy


LA CARRERA por la sucesión presidencial tiene en los comicios de hoy una jornada que puede marcar el impulso definitivo a algunas candidaturas o un golpe muy fuerte a otras. Todos quienes están en competencia por llegar a la Casa de Nariño lo saben y deberán ajustar sus respectivas estrategias de campaña con base en los resultados que arrojen las urnas.

Esa relación comicios de Congreso-campaña presidencial tiene varios escenarios previsibles. El primero y más obvio tiene que ver con la forma en que la puja proselitista terminó jalonando las consultas internas que hoy realizan los partidos Conservador y Verde-Opción Centro para escoger su respectivo candidato a la primera magistratura.

Es claro que, por el lado de los conservadores, la votación que más resaltará al término de la jornada de hoy, gane quien gane la consulta, no será la sumatoria de apoyos a los cinco precandidatos en competencia, sino el volumen de sufragios que logre la lista para Senado. Si ésta logra ponerse por encima de los 1,5 millones de votos, entonces la colectividad validará ese potencial como prueba de su opción real para ir a pelear en la primera vuelta presidencial.

En las toldas azules saben que el principal rasero de cara a la competencia por la sucesión presidencial será en qué lugar se ubican en la clasificación de votaciones para cámara alta. Obviamente los rivales a vencer, en orden de importancia, son La U, Cambio Radical y Partido Liberal.

En la otra consulta la situación es a otro precio. La puja entre los ex alcaldes Antanas Mockus, Enrique Peñalosa y Luis Eduardo Garzón se planteó más que todo como una estrategia para posicionar el partido de los “verdes” e impulsar listas para Congreso. En ese orden de ideas, por encima de quien gane, aunque parece que la balanza se inclinaría por Mockus, es claro que si la renovada colectividad no logra superar el umbral electoral y conquistar curules en Senado y Cámara, significará un duro golpe a largo plazo y, por supuesto, cerrará cualquier viabilidad política real de la candidatura presidencial. Particular importancia será lo que logre en la capital del país, pues es el nicho político de los tres candidatos. Un fracaso en esta plaza sería una especie de ‘réquiem’ para la alianza entre los ex mandatarios, pondría en peligro su futuro político y aumentaría la posibilidad de que éstos terminen buscando acuerdos con una campaña como la de Sergio Fajardo.

Los otros

Un segundo escenario para entender lo mucho que los candidatos presidenciables se están jugando hoy tiene que ver con la medición de fuerzas que entre éstos significarán los resultados de sus respectivas divisas en los comicios parlamentarios.

Juan Manuel Santos, por ejemplo, sabe que si La U no se acerca a los dos millones de votos y logra por lo menos 25 curules en el Senado, su candidatura se vería debilitada frente a otras opciones presidenciales uribistas como la del ganador de la consulta conservadora o la de Germán Vargas Lleras, que lidera Cambio Radical.

Es más, el propio Santos habría admitido ante sus asesores que si La U no es el partido más votado en las elecciones de Congreso, difícilmente tendría posibilidad de triunfo en las presidenciales, pues las alianzas en la otra orilla (Polo y Partido Liberal) o incluso las movidas entre los conservadores y Cambio pondrían en peligro el paso a la segunda vuelta del representante del “partido del Presidente”.

En lo que hace a Vargas Lleras, la recuperación que ha demostrado en las encuestas, tras el hundimiento del referendo reeleccionista, podría ser impulsada o frenada por el resultado de la lista de Cambio al Senado. Un guarismo menor a un millón de votos podría significar un golpe de gracia a esa aspiración presidencial. El candidato lo sabe y de allí que no sólo concretó la alianza con el poderoso clan de los Char, sino que sumó algunos nombres a sus listas al Congreso que ya tenían un recorrido político y electoral probado, para compensar lo perdido por los deslizamientos de congresistas de su bancada a La U.

En la misma prueba de fuego se encuentra el liberalismo. Tras la consulta interna de septiembre del año pasado, su potencial electoral salió bastante golpeado, pues la votación general fue muy baja. Es más, quien a la postre terminó siendo el candidato presidencial oficial, Rafael Pardo, no llegó a 400 mil votos. Así las cosas, si este Partido no supera 1,5 millones de votos y se pone por encima de Cambio Radical y pelea tú a tú con los conservadores, sus aspiraciones de llegar a la Casa de Nariño (luego de tres periodos por fuera) se verán muy disminuidas.

Tampoco es cómodo el panorama en el Polo. La candidatura presidencial de Gustavo Petro no logró unir a las distintas facciones al interior de la colectividad, por lo que el trabajo proselitista entre el aspirante y quienes buscan curul a nombre de las toldas amarillas fue débil. Una votación inferior a 900 mil votos en la lista a Senado sería fatal para Petro y lo obligaría a ir pensando en posibles alianzas con otras facciones, incluso antes de ir a la primera vuelta.

La gran incógnita es el candidato Sergio Fajardo, pues su lista al Senado tiene nombres importantes pero su potencial electoral no es mayor. Si bien se espera que la imagen del candidato presidencial arrastre apoyos a su llave para Congreso, no se ve fácil que ello se concrete.

Aunque al decir de varios analistas a aspirante presidencial que le vaya mal con sus listas a Congreso difícilmente podría tener un chance importante de pelear por la Casa de Nariño, lo cierto es que Fajardo se ha defendido solo hasta el momento en las encuestas y no se ve por qué un fracaso en su plancha legislativa vaya a afectar sustancialmente su posicionamiento de cara a la primera vuelta.

Aunque algunos politólogos advierten que lo más importante aquí es definir qué coalición parlamentaria dominará el próximo cuatrienio y el nivel de gobernabilidad que garantizaría al próximo Presidente, por ahora la cuestión se limita a la balanza de votos.


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