domingo, 14 de febrero de 2010

Mordaza a la libertad de prensa


Colombia atraviesa por un momento muy difícil no sólo en su economía sino, más grave aún, en el ámbito de sus instituciones. Ello dificulta enormemente el logro de la verdadera paz y el progreso, posterga la superación de la crisis y le imprime excesivos costos a ciertos segmentos de la sociedad que hacen inviable inclusive la propia sostenibilidad macroeconómica. Dani Rodrik, profesor de Harvard, analizó esta dimensión de las crisis frente a las instituciones y la existencia de verdaderos canales democráticos de comunicación y superación de conflictos sociales, concluyendo que el ajuste macroeconómico ante choques externos se dificulta frente a carencias de instituciones democráticas. Refiriéndose a Joel Hellman dice “que los sistemas políticos en los que el poder está concentrado permiten que los “ganadores” detengan en seco las reformas para mantener el acceso a las rentas creadas por reformas parciales”. Diversas situaciones ilustran cuán cerca está Colombia de dicha situación.

Así lo evidencia, entre otras, la decisión de no eliminar las gabelas tributarias al capital sin importar el amplio déficit fiscal; igualmente, la reciente reforma a la salud, sistema que de tiempo atrás estaba en crisis, brindó soluciones que responden a los intereses de determinados grupos, sin buscar superar los verdaderos problemas estructurales de la salud. En efecto, las medidas adoptadas confirman que fueron los intereses de dichas empresas los favorecidos con la reforma. Según denunció Germán Vargas Lleras el gobierno firmó dos contratos de asesoría por valor de $ 1925 millones con el Centro de Gestión Hospitalaria para la elaboración de dicha reforma y en los cuales participaron personas pertenecientes a EPS, lo que obviamente plantea serios conflictos de interés, al ser estas entidades intermediarias y grandes beneficiarias en el régimen de salud. El resultado es que esta “reforma es un golpe de mano al Congreso de la República y a la Comisión de Regulación en Salud, y una bofetada a la atención en salud de la población no rica, que son la mayoría de los colombianos", según Álvaro Cardona, decano de la Facultad Nacional de Salud Pública de la Universidad de Antioquia. (www.politicaspublicasysalud.org).

La forma en que fue adoptada y el contenido de dicha reforma no son las únicas manifestaciones del irrespeto, bajo el mandato de Álvaro Uribe, de los canales institucionales y democráticos fijados por la ley. Son muchas más las bofetadas que a diario reciben los colombianos en contravía de la democracia y los derechos humanos. Seguimientos y persecución a sindicalistas, espionaje a los máximos jueces, a periodistas, a profesores universitarios, a opositores al gobierno y la mayor de las infamias, los llamados “falsos positivos”.

Y como si este panorama no fuese suficientemente crítico, cada día más en Colombia se amordaza la libertad de prensa, como ocurrió con el despido del diario El Tiempo de la columnista Claudia López y ahora el cierre de la revista Cambio y el despido de Rodrigo Pardo y María Elvira Samper, dos prestigiosos exponentes de un periodismo ético, independiente y de gran profesionalismo como lo atestiguan las importantes investigaciones realizadas por “Cambio” bajo su dirección. ¿Por qué silenciar las voces que venían denunciando graves llagas y actos de corrupción, como el de Agro Ingreso seguro, las bases militares de Estados Unidos, los “falsos positivos”, las alianzas con narcotraficantes del director de Fiscalías en Medellín y hermano del ministro del Interior y muchas más? Como lo han señalado innumerables observadores este periodismo de denuncia incomodaba al gobierno y a sus amistades corruptas. Y la casa editorial El Tiempo cada vez más solícita en complacer al gobierno, con estos actos se ha jugado su credibilidad.

Yo misma, siendo columnista de Portafolio, fui censurada por el actual director de opinión de la casa editorial El Tiempo, Ricardo Ávila, quien recién nombrado director de Portafolio me prohibió escribir columnas sobre el TLC, bajo el argumento surrealista en la época de que ese no era “un tema de oportunidad”. Ni siquiera me permitió publicar la respuesta a José Antonio Rivas y a Jesús Botero García, 1/ quienes en la última semana de abril del 2007 habían publicado sendas páginas en Portafolio impugnando mis columnas; la del último de ellos con un contenido más de ataque personal y tergiversaciones a mis conceptos, que académico. Con esa medida, muy contraria a la política de Mauricio Rodríguez anterior director de ese diario, Ricardo Ávila consiguió silenciar en Portafolio una posición crítica frente al TLC, que con argumentos sólidos demostraba cuán lesivo resulta este tratado para Colombia. Cuento esto a mis lectores, pues la censura de que fui objeto trasciende el ámbito personal; constituye un método certero para acallar las voces críticas a proyectos y actos del gobierno y para impedir una verdadera participación ciudadana en los destinos de la nación, contrario a la transparencia que pregonaba el gobierno acerca de los debates sobre el TLC.

Los canales de participación democrática y de comunicación que no otorgan voz solamente a las élites beneficiarias del poder y que permiten debatir y plantear otros pactos sociales para solucionar los conflictos distributivos son cada vez más escasos en Colombia .El silenciamiento al periodismo independiente permite ocultar la abismal corrupción y maquillar la realidad impidiendo evaluar las reales consecuencias de las políticas, así como la discusión democrática de los cambios y reformas que debe emprender la sociedad. Se logra así obstaculizar una verdadera participación ciudadana y perpetuarse en el poder favoreciendo particulares intereses e impidiendo verdaderos progresos, y el más mínimo equilibrio del trabajo frente al capital, aspectos reseñados por Rodrik como centrales para la superación de las crisis y el desarrollo.

Por fortuna aún quedan espacios democráticos como este diario, que me ha permitido expresar mis opiniones con toda libertad como a muchos otros columnistas, ofreciendo a sus lectores una diversidad de perspectivas. La comprobada independencia frente al poder y el ejercicio de un periodismo ético hicieron merecedor a su director Juan Gabriel Uribe del premio “Periodista del año” en 2007.

1/ El primero alto funcionario del Ministerio de Comercio y el segundo Director de un estudio sobre el TLC, ampliamente publicitado que aparentaba constituir la aprobación de este tratado por la academia. Con gusto enviaré mis respuestas a Rivas y Botero a quien desee conocerlas, escribiendo a helenavillamizar@ yahoo.com


No hay comentarios: