viernes, 17 de abril de 2009

Pastrana pide a DNC garantías para candidato conservador


Al reiterar los peligros de la reelección, el ex mandatario conservador citó al Libertador Simón Bolívar, cuando advirtió: “Huid del país donde uno solo ejerza todos los poderes: es un país de esclavos”

“ANTE EL hecho cumplido del presidente-candidato” es un “deber del Partido con las conservadoras y conservadores, sin excepción”, que se busquen “las garantías democráticas para que cualquiera de ellos, gane o pierda, pueda aspirar a la búsqueda de la Presidencia de la República en igualdad de condiciones”, dijo ayer el ex presidente Andrés Pastrana, en carta dirigida al senador Efraín Cepeda, presidente del Directorio Nacional Conservador.

El siguiente es el texto de la misiva:

“Estimado señor Presidente:

El mal que podría denominarse “enfermedad andina” aqueja a las democracias presidenciales del bloque regional y se manifiesta en el deterioro acelerado, y difícilmente reversible, de sus instituciones al forzar su acomodo a mandatos personalistas. Colombia no es la excepción.

Pretextos diversos que van desde pretendidos imperativos de una revolución hasta la extensión de lo que en un momento histórico es percibido por la mayoría como un buen gobierno, desembocan en la misma concentración de poderes y desmonte de los constitucionales pesos y contrapesos. El desmonte, a la manera andina, de la separación de poderes.

Dentro de este exótico marco, Colombia vive la realidad de un presidente-candidato, en búsqueda abierta de una segunda reelección, sin siquiera las talanqueras formales que se le exigen a los funcionarios públicos. Un presidente en campaña, en contravía de la Constitución vigente, con el presupuesto nacional y cerca de dos millones y medio de subsidios asignados desde su propio despacho -por decir lo menos- no es garantía de juego limpio para colectividades o personas.

La responsabilidad histórica del Partido Conservador es reflexionar en términos nacionales sobre si lo que considera un buen mandato justifica que, al término de sus cuatrienales extensiones, se reciban de vuelta apenas los jirones de nuestras instituciones.

El deber del Partido con las conservadoras y conservadores, sin excepción, es buscar las garantías democráticas para que cualquiera de ellos, gane o pierda, pueda aspirar a la búsqueda de la Presidencia de la República en igualdad de condiciones.

Siendo la reelección cuerpo extraño al diseño de nuestro sistema institucional, el Partido debe -ya plegadas sus directivas ante el hecho cumplido del presidente-candidato- al menos buscar fórmulas inmediatas para fiscalizar la utilización de los bienes del Estado, el acceso a los medios y la asignación de recursos en manos del mandatario aspirante en la desigual contienda.

El Partido Conservador, como faro de la opinión, debe advertir los eventuales peligros en el horizonte de nuestro destino y plantear aún los escenarios más impopulares sin temor a la controversia democrática. Ya en los albores de las naciones bolivarianas el Libertador advertía: “Huid del país donde uno solo ejerza todos los poderes: es un país de esclavos” (2.1.1814). El campanazo del genio debe resonar en los espíritus libres y en quienes aspiran a gobernar para las generaciones futuras.

Sin otro particular, me suscribo del señor Presidente del Directorio Nacional”.


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