sábado, 25 de abril de 2009

El proyecto de reforma política al desnudo


El Gobierno nacional, a través del ministro Fabio Valencia, agradeció al Congreso por el interés que han tenido en sacar adelante esta iniciativa de orden constitucional, a la cual le faltan tres debates para ser ley de la República.

LA SANCIÓN de la silla vacía, contenida en la reforma política, ha sido, talvez, el símbolo de lo que significa la lucha por blindar los partidos de la influencia de los grupos armados al margen de la ley, sin embargo el que no pueda ser aplicada al actual Congreso es la principal razón para que los partidos de oposición le hayan negado su respaldo a esta reforma constitucional, que ha llevado a que algunos congresistas las califiquen como un desastre.

La reforma política aprobada en su quinto debate el pasado jueves señala que la silla vacía operará a partir de la medida de aseguramiento en contra de un congresista, y la curul no podrá ser ocupada por el siguiente en la lista. Si la investigación precluye, el parlamentario podrá retornar a su curul.

Pero en cuanto a la vigencia de aplicación, el proyecto en esta materia se mantiene como lo presentó el Gobierno el año pasado. Es decir que la silla vacía y las sanciones a los partidos que alberguen a políticos vinculados con la delincuencia operará a partir de 2010.

En consecuencia, esta norma no afectará a quienes hoy ocupan las curules de los legisladores que son investigados por la Corte Suprema de Justicia o de los que han renunciado a la investidura para que la Fiscalía los investigue. Tampoco a los que hoy suplen a los ex congresistas que fueron condenados por la justicia por tener vínculos con la parapolítica y la farpolítica, principalmente.

Nada bueno

Para el coordinador de ponentes en el debate que la Comisión Primera de Cámara, Tarquino Pacheco, se justifica que la silla vacía opere a partir de 2010 porque “no se puede afectar a una persona ajena a lo que haya hecho cualquier miembro de la lista”, además señaló que la Corte Constitucional ha indicado que las sanciones de tipo penal no pueden ser retroactivas.

Sin embargo el senador liberal, Héctor Helí Rojas, dijo que está en contra de la reforma política, al igual que su partido, porque es una reforma “amañada”, principalmente por dos cosas: primero, porque al aplicar las sanciones sólo hasta 2010, muchos de los investigados se presentarán a las elecciones de 2010 o “pondrán a sus propios candidatos a sucederlos en la curul”. “En segundo lugar, esa reforma sólo le sirve a la bancada uribista porque por una sola vez se autoriza el transfuguismo político. Lo que quieren es que partidos como Colombia Democrática, Colombia Viva, Convergencia Ciudadana, Alas Equipo Colombia, la propia U, los disidentes de Cambio Radical, puedan antes de 2010 cambiarse de partido. Después de 2010 sí prohíben el transfuguismo.

En tanto que el senador del Polo, Luis Carlos Avellaneda señaló que esta reforma política no soluciona en nada el daño que ha sufrido la política por el fenómeno de los nexos de algunos con el paramilitarismo.

“La situación política del país va a seguir lo mismo, no se va a reformar nada sustantivo, todos los daños que se le han hecho por paramilitarismo, por narcotráfico a la vida institucional del país, al Congreso, no van a ser reparados porque no hay silla vacía, no hay sanciones a los partidos, es todo diferido a futuro”, conceptuó el senador de oposición.

A su turno, el senador liberal Juan Fernando Cristo calificó como un desastre la reforma política, que está a tres debates de ser aprobada por el Congreso. “Es un engendro, es la manera de legalizar la parapolítica en Colombia”. Añadió que la principal justificación de una reforma política es que sancionar a los políticos que vinculados con grupos al margen de la ley y a los partidos que les dieron cabida a esos políticos.

Por su parte, el representante liberal por Putumayo, Guillermo Rivera, dijo que a “mí esa reforma me parece inane. No hay nada ahí que valga la pena; digamos, ninguna modificación sustancial. Me parece que lo que hay ahí es simplemente un propósito de establecer una licencia para cambiar de partidos en esta coyuntura política, pero de fondo no hay nada. Silla vacía es a partir del otro período, luego eso ya no tendría ningún significado real”.


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