martes, 31 de marzo de 2009

Un nuevo escenario político para el acuerdo humanitario


El intercambio epistolar entre el grupo guerrillero y el movimiento de Colombianos y Colombianas por la Paz produjo este fin de semana, un mensaje del Secretariado que podría llegar a generar un acercamiento del Gobierno y la agrupación armada

¿Por qué seden las Farc?

1. Escenario político

Las Farc querrían recuperar un espacio en el escenario político colombiano.

Hace casi dos décadas que las Farc debieron desechar, por sustracción de materia, su incursión en el mapa político que comenzó en 1985, cuando aprovecharon la mano que les tendió el gobierno conservador de Belisario Betancur; tras años de funcionar como el elemento militar de “la combinación de todas las formas de lucha”, que proclamaban los comunistas prosoviéticos, fundaron la Unión Patriótica, organización que consiguió un relativo avance electoral en numerosas alcaldías, concejos y asambleas, pero que fue exterminada a sangre y fuego.

Años después, quisieron moverse a través del que denominaron Movimiento Bolivariano por la Nueva Colombia, pero que no ha conseguido sacarlos de un aislamiento político cada vez más grande.

2. Campaña electoral

Muy ligada a la intención de lograr un escenario político, las Farc estarían interesadas en convertirse en tema de la campaña electoral.

Debido a diversas circunstancias, el tema de la política de seguridad democrática, sea para alabarla o para señalar sus deficiencias, ha desplazado el del conflicto interno o el de la paz y, por supuesto, ahí las Farc no tienen un papel protagónico.

Con la propuesta de este fin de semana, las Farc podrían lograr que el acuerdo humanitario y, por lo tanto, el conflicto armado y la paz vuelvan a estar en la agenda de los precandidatos presidenciales y sobre la mesa del debate político.

Y es muy posible que la guerrilla logre ese objetivo, porque ni el Gobierno ni la oposición dejarán que se les quite un posible liderazgo en ese tema.

3. Despeje imposible

Uno de los detalles más relevantes de la carta que las Farc le hicieron llegar a Colombianos y Colombianas por la Paz es que dicen textualmente que están “en disposición de no hacer del lugar de diálogo un obstáculo insalvable”.

En otras palabras, las Farc habrían llegado al convencimiento de que no habrá despeje de ningún lugar del territorio nacional bajo ninguna de las fórmulas que para ello se han barajado en los últimos siete años.

Este fue durante todo este tiempo, el principal obstáculo para lograr cualquier avance en la liberación de los secuestrados, cuyos familiares veían con desesperación que ni siquiera se lograba un diálogo directo entre el Gobierno y la guerrilla.

4. Sin secuestros

El secuestro se habría convertido en una carga muy pesada para las Farc.

Como no se conocen cifras al respecto, no puede señalarse si la guerrilla ha visto disminuidos sus ingresos por este concepto. Pero si se asumen los postulados de las autoridades, la acción de la Fuerza Pública podría hacer más oneroso la ejecución del delito y el mantenimiento de las personas en cautiverio; hoy en día los secuestros extorsivos suelen ser comenzados por delincuentes comunes que los entregan a la guerrilla por un precio, lo cual podría ser un indicador de lo suficientemente costosa y riesgosa que pueden ser esas operaciones como para que las Farc no las realicen directamente.

Pero, sin duda, el mayor costo ha sido el político porque por cuenta del secuestro es que hace un año millones de colombianos salieron a las calles a decir “no más”.

Balón, en campo del Gobierno

1. Difícil decir que no

Con la carta de las Farc, el Gobierno quedó prácticamente obligado a responder positivamente, aunque el presidente Álvaro Uribe insistió el sábado, nada menos que ante la militancia del Partido de La U, que su gobierno descartaba cualquier tipo de diálogo con la guerrilla y seguiría actuando “con firmeza contra los terroristas”.

Es evidente el contraste que ha quedado planteado luego de que Uribe dijera que buscaría “más diálogo con los colombianos de todas las tendencias políticas” para “avanzar en la construcción de consensos nacionales”; mientras las Farc, en su carta, señalaron que las recientes gestiones de paz están “haciendo renacer la esperanza de un país que siente en lo profundo de su ser nacional que nuestro destino histórico no puede ser la guerra civil”.

2. Se acabó la excusa

Hasta hace muy poco tiempo, cuando el Gobierno hacía alguna oferta para el acuerdo humanitario ya se sabía cual era la respuesta de las Farc: “No hay diálogo sin despeje”; igual con las propuestas de la guerrilla, que siempre eran objetadas con un “no habrá despeje”.

De antemano, ambas partes parecían estar de acuerdo en poner como pretexto el despeje: unos para pedirlo como condición innegociable y otras para rechazarlo sin ninguna apelación posible.

La carta de las Farc acaba de eliminar ese obstáculo, tomando la iniciativa para dejar al Gobierno sin el argumento con el que se declaraba impedido para dialogar directamente con la guerrilla sobre el acuerdo humanitario.

3. Ahora, a dialogar

Una vez eliminado del camino la excusa del despeje, queda despejada la vía para entrar a dialogar sobre acuerdo humanitario.

En esta etapa, el Gobierno y la guerrilla deberían sentarse a discutir otros temas como cuántos secuestrados hacen parte de la lista de canjeables de las Farc y cuántos combatientes presos puede postular el Gobierno para lograr el acuerdo.

De este último punto se desprenden dos temas: qué guerrilleros presos pueden salir, a la luz del estatuto de Roma, que Colombia ya incorporó a su orden legal; y la tesis del Gobierno de que los combatientes que salgan de las cárceles no pueden volver a las filas de las Farc.

Y, por supuesto, la proscripción del secuestro como práctica política o económica, tema en el que Colombianos y Colombianas por la Paz han insistido en su intercambio epistolar con la guerrilla.

4. Iniciativa política

A estas alturas del partido, el Gobierno no se puede dejar quitar la iniciativa política dentro de un eventual proceso de paz.

Primero, porque como lo advirtió en octubre pasado la senadora Piedad Córdoba, no es posible sacar a Uribe del intercambio: “Esto se debe hacer con él y las Farc”.

Pero, además, porque si el Gobierno no toma el liderazgo político del tema, se le va a politizar en boca de todos los precandidatos presidenciales, sea que apoyen o cuestionen la actitud del Ejecutivo.

Lo más probable sea que el Gobierno asuma su rol, a juzgar por lo dicho por Uribe hace como diez días, en Corozal, Sucre, en el sentido de que las Farc estaban montando un “teatro político”, una “campaña política”, con “la libertad gota a gota de los secuestrados”.


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