
PARADÓJICAMENTE, LA coalición de Gobierno que en 2003 impulsó y aprobó la ley de bancadas será la que ponga a prueba el reglamento que dice que todos los congresistas de una colectividad deben votar unánimemente los proyectos. Todo gracias a la propuesta de referendo reeleccionista que debe comenzar su trámite la próxima semana, ya que ahora más que nunca son evidentes las divisiones al interior de la coalición en torno a su conveniencia.
Señal de esto fue la controversia que al interior de la bancada de Cambio Radical se formó por el tema.
Aunque el martes los representantes de la Comisión Primera, en donde se tramitará la iniciativa, aseguraron a la opinión pública que existía unanimidad en torno a apoyarla tal y como venía -es decir, sin cambiar la pregunta que así como está viabilizaría la reelección de Álvaro Uribe sólo hasta 2014-, tanto Roy Barreras como Tarquino Pacheco confirmaron ayer que aún hay diferencias.
“Hay opiniones distintas, incluso extremas. Algunos piensan que la reelección debe hundirse, pero no se puede desconocer el mandato popular del referendo”, reveló Barreras, quien aseguró que aunque votará el proyecto como está redactado, volverá a radicar un acto legislativo que reviva la posibilidad de una reelección en 2014.
A su turno, Pacheco, cuya renuncia a la vocería de la colectividad fue aceptada ayer por las directivas, manifestó que no se puede negar la voluntad de los firmantes que quieren ver a Uribe otros cuatro años en la Casa de Nariño.
“Yo no sé por qué el afán de detener un proceso que fue establecido en nuestra Constitución claramente, como un referendo que es una consulta a un pueblo para que decida, y ese es el sentido que estamos impulsando”, manifestó Pacheco.
Aunque la ley de bancadas no les impide a los congresistas expresar sus opiniones sobre una iniciativa, sí les prohíbe alejarse de la decisión final que haya tomado el partido. De otro modo se atendrían a demandas ante el Consejo de Estado y hasta expulsiones de las colectividades.
En Senado
Pero que Cambio Radical haya hecho pública su división no significa que éstas no se den en los demás partidos de la coalición. Se sabe que, por ejemplo, en la Comisión Primera de Senado congresistas como Gina Parody, de la llamada disidencia de la U, no son partidarios de la reelección y sin embargo deberán votarlo.
Igual situación sucedería en el Partido Conservador debido a que algunos senadores no comulgan con la idea de apoyar el referendo y, por el contrario, piensan que la colectividad debe seguir con la búsqueda de un candidato presidencial propio para 2010.
Abiertamente el senador caldense Omar Yepes ha asegurado que no le gusta el referendo y que si pudiera no lo votaría. Contrario a esto están las declaraciones de Roberto Gerlein y Hernán Andrade, presidente del Senado, quienes anunciaron su voto positivo al proyecto.
Pero ¿qué les queda a los congresistas que no quieren aprobar iniciativas que sus colectividades apoyan? Hasta ahora la única salida, además de la búsqueda de la concertación, es la ausencia a los debates, que en un tema como el referendo levantaría más ampollas y causaría más problemas de los que trataría de solucionar.
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