El ministro del Interior, Fabio Valencia, no pudo retener a las mayorías de su bancada para que no se retiraran del recinto
POR FALTA de quórum, debido a que 26 senadores se declararon impedidos y se retiraron del recinto, se levantó ayer el debate y la votación del proyecto de reforma política en la plenaria del Senado.
Por cerca de tres horas y media se discutió qué senadores deberían declararse impedidos para quedarse a debatir y votar la reforma. Sin embargo, surgió un tire y afloje entre la coalición uribista y la oposición para decidir si los congresistas impedidos podían quedarse o debían abandonar la plenaria para votar las inhabilidades de los demás legisladores.
Al final la puja la ganó la oposición, pues la mayoría de los senadores del Partido de la U se retiraron por declararse impedidos, y así quedó sin quórum la plenaria siquiera para hacer el debate. El mismo ponente del proyecto, José Darío Salazar, desistió de la idea de seguir la discusión y le echó la culpa a la oposición de ser responsable de la estampida de varios senadores.
El Gobierno reaccionó tarde y el ministro del Interior y Justicia, Fabio Valencia Cossio, a pesar de las “amenazas”, no consiguió que los de su bancada regresaran. Lo cierto es que, como dijo la senadora Carlina Rodríguez, se dejó un bochornoso espectáculo por parte de la coalición que son los de la iniciativa del proyecto de reforma a la Constitución y la oposición se anotó un gol.
Y es que el temprano debate empezó con una alerta que dejó el senador liberal Héctor Helí Rojas, quien señaló que el proyecto de reforma que llegó al Senado incorporó dos incisos que no se debatieron en la Cámara: uno en el artículo séptimo, el cual contempla que las normas se aplicarán después de que entre a regir el acto legislativo de la reforma política, lo que permitiría que no hubiese impedimentos actuales pues el proyecto indica que las vacantes de los congresistas que estuviesen investigados, procesados y judicializados por nexos con grupos al margen de la ley no podrían volver a ser ocupadas, y empezaría a regir a partir del 2010, cuando el Congreso estaría renovado en su totalidad.
Y el segundo, no hay inhabilidad, por ejemplo en contratación con el Estado, cuando se incurra en nexos con los paramilitares.
Por esto, el liberalismo le propuso al ministro Valencia Cossio y a los partidos uribistas eliminar estos dos incisos, que declararon ser la manzana de la discordia, para poder negociar la votación de la reforma.
Inclusive, hubo miembros de la coalición que sugirieron al notar el ausentismo, negociar con la oposición quitando estos dos apartes del proyecto, junto con las competencias que le son otorgadas a la Comisión Nacional Electoral y que le quitarían funciones al Consejo de Estado, y eliminar el punto del Registrador que ya no sería elegido por el Congreso.
No obstante, el punto álgido de la noche de ayer se vivió cuando no hubo consenso en las diferentes tesis y sentencias de la Corte Constitucional y el Consejo de Estado en lo referente a si los senadores que se declararon impedidos podrían quedarse en la plenaria para votar las inhabilidades de los demás. Lo cierto es que hoy serán votados uno por uno los casi 30 impedimentos presentados.
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