domingo, 14 de marzo de 2010

Duelo conservador por tiquete presidencial


NUNCA ANTES como hoy el Partido Conservador se puede presentar, verdaderamente, como la fuerza que decide. Atrás ya las décadas de medición unilateral de potenciales electorales con el liberalismo y tras la irrupción en los últimos años de tendencias políticas de centro izquierda y luego la llegada del uribismo, que giró dos gobiernos consecutivos en torno a la persona de un Jefe de Estado que ahora deja resignadamente el poder, la colectividad azul asiste este domingo a uno de los momentos más clave para su futuro.

Son varios los elementos que se conjugan en la jornada democrática de hoy. Tras dos justas presidenciales en que no tuvo candidato en primera vuelta, el Partido elegirá a quien defenderá directa y obligatoriamente sus banderas e ideología el último domingo de mayo.

En segundo lugar, se presenta a las urnas con el mejor potencial electoral probado entre los distintos partidos. Los resultados de la consulta interna que hizo en octubre de 2008 para escoger Directorios Nacional y Regionales, en donde logró casi 1,5 millones de votos, así lo evidencian. Ninguna otra colectividad puede mostrar un resultado similar en las mediciones electorales más recientes.

Como tercer elemento debe anotarse la forma en que el hundimiento del referendo re-reeleccionista abrió, aunque tardíamente, el abanico de las candidaturas y precandidaturas presidenciales, al confirmarse que el presidente Uribe no pudo proyectar un sucesor lo suficientemente fuerte como para alinear a toda la coalición uribista detrás suyo. Esa circunstancia desembocó en un pulso abierto por la continuidad gubernamental, en el que el conservatismo, soporte principal de la Administración saliente durante dos periodos, está dispuesto a jugarse a fondo por volver a la Casa de Nariño con uno de los suyos, luego de que Andrés Pastrana dejará el poder en 2002.

El cuarto ingrediente del escenario se refiere a que por fin quedó atrás la criticada ausencia de nuevos líderes carismáticos de dimensión nacional y con el suficiente atractivo desde el punto de vista electoral. Más allá de las controversias propias de las contiendas proselitistas, el conservatismo tiene hoy cartas con buen eco en la opinión pública.

Y quinto, el hecho de que la campaña al Congreso haya estado ligada a la puja fuerte y por momentos muy álgida entre los precandidatos más opcionados para ganar hoy la consulta interna, permitió despertar e interesar de nuevo a la base conservadora en ciudades y pueblos, en donde el “trapo azul” volvió a ser ondeado sin estar atado o supeditado a la suerte del Presidente de la República.

Antesala movida

En medio de ese agitado ambiente hay cinco aspirantes que se han jugado todos sus restos a lo largo de varios meses, aún más en las cuatro últimas semanas (después del hundimiento de la ley del referendo), por ganarse el tiquete de la candidatura presidencial. Aunque José Galat, Álvaro Leyva y Marta Lucía Ramírez hicieron la tarea y se esforzaron por ganar apoyos, lo cierto es que la competencia está centrada sólo en las opciones de la ex canciller y ex embajadora Noemí Sanín y del ex ministro Andrés Felipe Arias.

Hasta el viernes pasado ambas campañas decían tener encuestas internas y externas que les aseguraban el triunfo en la consulta. A lado y lado sumaban potenciales electorales de los apoyos logrados a lo largo de una intensa puja interna, en la que los roces verbales, programáticos y políticos estuvieron a la orden del día. Mientras que en las toldas de Sanín afirmaban contar con el respaldo de la mayoría de los Senadores conservadores y de distintos sectores políticos azules, en las de Arias insistían en contar con un buen número de Representantes a la Cámara y dirigentes regionales.

La pugna inicial entre la ex embajadora y el ex ministro se centró en la oposición de la primera a una re-reelección del presidente Uribe y el apoyo cerrado del segundo a la misma. Tras el fallo de la Corte Constitucional, el pulso se dirigió a la insistencia de Sanín en que el conservatismo puede y debe ir solo a la primera vuelta presidencial, pues tiene el suficiente potencial electoral y vocación de poder, frente a una actitud indecisa de Arias, que incluso tras la caída del referendo analizó, a instancias del presidente Uribe, la posibilidad de una alianza política tempranera con el entonces jefe de La U y hoy candidato presidencial Juan Manuel Santos. La reacción negativa del conservatismo a ese acercamiento lo obligó a reversar e incluso plantear luego que si había coalición debería ser alrededor suyo y no de Santos.

Acto seguido, la controversia quedó planteada por el tema del “guiño” presidencial. Mientras que el aspirante de La U y Arias se dedicaron a competir por cuál de ellos era el más mencionado y elogiado por el Jefe de Estado en una extraña y sospechosa racha de pronunciamientos de los últimos días sobre la campaña electoral, Sanín tomó distancia de esa ‘competencia’ y prefirió concentrarse en el cierre de la suya en particular.

Telón y acto final

Sin embargo, el telón de fondo de la campaña para la consulta ha estado marcado por los escándalos que han rodeado al ex ministro. De un lado, la sombra de las graves anomalías en la entrega de subsidios del programa Agro Ingreso Seguro (AIS) se apareció casi semanalmente y lo tuvo permanentemente dando explicaciones. Tanto, que todavía el viernes pasado seguía en la misma tónica tras el informe del Departamento de Estado norteamericano, que hizo alusión a ese caso dentro de un listado de escándalos de corrupción gubernamental. También hubo de enfrentar las denuncias sobre inconsistencias y maniobras sospechosas en la financiación de su campaña proselitista. Igual tuvo que replicar las acusaciones sobre presuntas ‘sugerencias’ presidenciales a gobernaciones y alcaldías para que lo apoyaran en la consulta interna. Hasta el Gobernador del Valle terminó en la mira de la Procuraduría por estos señalamientos, mientras que los liberales le urgían al ente de control que también indagara la conducta del Jefe de Estado debido a los indicios de su participación en política partidista.

Ese es el panorama en el que el conservatismo se juega hoy su futuro político y electoral. Gane quien gane, lo primordial será preservar la unidad partidista y mantenerse en que la ruta a seguir no puede ser una distinta a que el candidato oficial debe ir a la primera vuelta en busca de uno de los dos tiquetes para la segunda y definitiva ronda que definirá al nuevo inquilino de la Casa de Nariño después del 7 de agosto próximo. Hacer lo contrario, es decir buscar una alianza tempranera con La U para ‘cargarle la maleta’ a Santos, iría en contravía de la realidad política de una colectividad obligada a demostrar vocación de poder. El conservatismo, pues, tiene en sus manos su futuro y por eso, de lejos, es la fuerza que decide.

Cinco aspirantes, una sola candidatura

Noemí Sanín Posada

Abogada egresada de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá. Fue ministra de Comunicaciones durante la administración de Belisario Betancur, embajadora en Venezuela, España y Reino Unido en diferentes gobiernos y ministra de Relaciones Exteriores de César Gaviria.

Sanín considera “que es necesario mantener sin dar ni un paso atrás” la política de Seguridad Democrática y, en ese campo, propone la derrota militar y operativa de los grupos armados ilegales y la consolidación de la presencia del Estado, incluyendo el desarrollo económico e institucional de todas las regiones del país.

También plantea la derrota del desempleo, con el consecuente mejoramiento de las condiciones laborales. “Nuestro objetivo es crear una política económica integral que ponga en su centro la generación de empleo y el crecimiento económico con inclusión y responsabilidad social”, ha dicho.

“Vamos a reemplazar el trabajar, trabajar y trabajar, por el trabajar, producir y progresar, mi famoso TPP, para liberar la capacidad emprendedora de los colombianos”; y agrega: “Todo colombiano que desee crear una empresa recibirá apoyo en la definición del plan de negocios, capacitación técnica, financiación del capital inicial requerido y asesoría para iniciar su empresa”.

Marta Lucía Ramírez

Abogada de la Pontificia Universidad Javeriana. Fue ministra de Comercio Exterior, embajadora en Francia y ministra de Defensa. En el año 2006 resultó elegida como Senadora por el Partido Social de Unidad Nacional (La U).

Su programa consiste en “12 caminos para emprender juntos la revolución de las oportunidades”: seguridad en el campo y en la ciudad; educación para la innovación; emprendimiento, la revolución de las oportunidades; infraestructura para un país desarrollado; ética y valores en marcha; el ciudadano como nuestra meta; la paz se siembra en el campo; regiones, todos para uno; el momento de la mujer; Colombia, potencia regional; un lugar para vivir bien; responsabilidad ecológica y social.
Sobre sus propósitos, Ramírez ha manifestado que quiere “hacer de Colombia un país de millones de pequeños-grandes empresarios. Vamos a enfrentar el desempleo creando miles de nuevas empresas y para ello contamos con el magnífico espíritu emprendedor de nuestra gente”.

“Emprendedoras”, explica, “son aquellas personas que asumen el desafío de identificar oportunidades económicas y prepararse para aprovecharlas plenamente. Emprendedor también es quien aporta nuevas ideas y proyectos para que la empresa en donde trabaja crezca y ocupe un lugar de liderazgo acorde con el esfuerzo de su equipo humano”.

Andrés Felipe Arias

Economista de la Universidad de los Andes. En 2006 fue nombrado ministro de Agricultura y Desarrollo Rural por el presidente Álvaro Uribe.
Dentro de sus propuestas para mantener la Seguridad Democrática incluye el incremento de 43 mil unidades de policía profesional adicionales para las principales ciudades y así alcanzar una tasa de 250 ciudadanos por policía.

Para favorecer la generación de empleo, plantea la creación de 1.250.000 puestos de trabajo impulsando la fundación de pequeñas y medianas empresas, aumentando a un millón de hectáreas la frontera agrícola y creando un sistema que garantice la educación superior a los bachilleres de los estratos 1, 2 y 3.

Según ha definido él mismo, dará continuidad a las políticas del presidente Uribe de manera “leal y coherente, para lograr acabar con el terrorismo, la corrupción y los problemas que aquejan al común de los colombianos”.

Álvaro Leyva

Abogado y Economista de la Pontificia Universidad Javeriana. Fue secretario privado del presidente Misael Pastrana. Fue concejal, diputado y en 1978 Representante a la Cámara. En 1982 salió elegido al Senado. Fue ministro de Minas y Energía en 1984, en el gobierno de Belisario Betancur, regresando luego a su curul, para resultar reelegido en 1986. Su carrera política también lo llevó a ser Constituyente en 1990.
Su propuesta programática cubre varias áreas: seguridad, economía y empleo, medio ambiente y cambio climático, educación, salud, justicia, mujer, cultura, relaciones exteriores, agua y seguridad alimentaria.

Entre otras cosas, propone que “aseguremos la seguridad sin falsos positivos, sin chuzadas del DAS, sin acoso a la Rama Judicial y sin descuartizar la Constitución”; el diseño de “una política de precios básicos competitivos”, así como del establecimiento de “una tasa de cambio competitiva con intereses que no saquen del mercado a quien se esfuerza produciendo”, la capitalización del “pobre para introducirlo en el motor económico y de crecimiento” y la creación de “un sistema educativo de calidad que sea el motor de una economía competitiva, generadora de empleo y que propicie una auténtica igualdad entre todos”.

José Galat

Abogado de la Universidad Nacional de Colombia. Es el rector de la Universidad La Gran Colombia. Fue consejero presidencial en los períodos de Carlos Lleras (1966-1970) y Misael Pastrana (1970-1974) y cónsul de Colombia en París (1974-1976), entre otros cargos.

Para generar empleo, propone un “plan decenal de 200 mil empresas comunitarias para brindar oportunidades de trabajo digno, en empresa propia, a los millones de desocupados y subempleados que existen hoy y a los que vendrán en el futuro”.
Sobre la Seguridad Democrática, política de Uribe que califica como “excelente”, precisa que “debe ser complementada en lo social y mejorada en lo militar”.

Para alcanzar la paz, considera que “necesitamos grandes reformas constitucionales, soluciones socioeconómicas efectivas e, igualmente, cambios morales y espirituales para reconciliarnos como hermanos, y como buenos hermanos también compartir bienes morales, políticos y económicos. Sólo así vendrá la paz y la prosperidad para todos”.

Su propuesta en este campo involucra cinco puntos: justicia reconciliadora; justicia social con tercería económica; justicia restauradora de valores morales; guardia cívica nacional; y gobierno de transición y constituyente.


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