martes, 2 de agosto de 2011

Con ‘Constitución web’, Islandia cree en la democracia electrónica


La tecnología e Internet han generado cambios en todas las áreas, pues se aplica en todo en lo que desarrolla el ser humano, y esto no excluye la forma como se establecen las leyes y normas que rigen las relaciones humanas y hasta un país. El mejor ejemplo es lo que ha sucedido en Islandia, donde se ha presentado un proyecto de ley para una nueva Constitución que ha sido construido por un grupo de personas a partir de una participación activa por Internet.

Islandia es un pequeño país con menos de 350.000 habitantes que ya había utilizado Internet para generar estrategias de turismo. El pasado 27 de julio se aprobó este proyecto de ley para someter a votación pública la nueva Constitución, pues la actual está basada en la constitución de Dinamarca y fue adaptada en 1944, teniendo pocos cambios hasta la actualidad. El pueblo, a partir de la crisis económica de 2008, demandó una nueva Constitución acorde con los nuevos retos para el país, y la construcción de este proyecto se hizo a partir de la Red.

El prólogo del proyecto de ley que fue aprobado comienza de la siguiente manera: “Nosotros, los que habitamos en Islandia, deseamos crear una sociedad justa, donde todos sean iguales. Nuestros diferentes orígenes nos enriquecen como un todo, y juntos tenemos la responsabilidad de la herencia de las generaciones, la tierra y la historia, la naturaleza, el lenguaje y la cultura”.

La forma en que esta iniciativa encontró la preservación de esa herencia fue adoptando la tecnología e Internet como la forma de acercamiento de la ley al pueblo, del que todos hacen parte del equipo de trabajo. Para ello se habilitó un sitio web en el que siempre se encuentran avances del texto y se pueden hacer comentarios al respecto, y también la opción de enviar mensajes directos de manera personal –no se permiten mensajes anónimos– al Consejo Constitucional para crear diferentes debates.

Se utilizaron servicios web como Facebook, Twitter y YouTube, en los que se realizaron entrevistas con los delegados del Consejo y diariamente a la 1:30 p.m., hora local, se realizaba la transmisión en directo de las reuniones del Consejo Constitucional. La importancia de que el público estuviera enterado de los avances se reflejaba en el boletín semanal publicado en su sitio web, para que no existiera oportunidad de perder de vista el proyecto.

Esta estrategia resultó ser una excelente solución a lo que la mayoría de ciudadanos percibe como un desordenado proceso de legislación en la mayoría de países, y es la demostración de que los medios tecnológicos pueden y deben tener un papel dentro de la creación de cualquier tipo de proyectos.

¿Sería aplicable un proceso similar en alguno de los países de América Latina? ¿Estamos preparados para este tipo de iniciativas?

Tal vez hacer una Constitución en países más grandes y con realidades más complejas que la islandesa sea algo aún muy difícil, pero en la región los legisladores podrían dar algunos pasos permitiendo que ciertas leyes contaran con el aporte directo de los ciudadanos vía Internet. En Colombia, por ejemplo, el proyecto de Ley conocido como ‘Ley Lleras’ sería una oportunidad perfecta para que los ciudadanos y otros interesados que han participado activamente en los debates puedan colaborar con la redacción final, y sus palabras no se queden en el aire.


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