En una emotiva rueda de prensa horas después de su regreso a la libertad, el ex secuestrado por las Farc habló, entre otros temas, de la difícil situación de sus compañeros de cautiverio, la necesidad de un acuerdo humanitario y el pensamiento de sus captores.
ENTRE RISAS, aplausos y lágrimas, el ex gobernador del Meta Alan Jara narró ayer por dos horas a los periodistas en Villavicencio los aspectos más importantes de sus siete años y medio de cautiverio a manos de las Farc.
“Ya descansé mucho, ahora toca comenzar a trabajar”, manifestó el ex secuestrado al iniciar la rueda de prensa, en alusión a su próxima tarea después de recuperar el tiempo perdido con su familia: traer a la libertad a sus ex compañeros en la selva.
En este sentido, Jara afirmó que no entiende por qué las Farc y el Gobierno ponen condiciones inamovibles para lograr un acuerdo humanitario.
“No creo que la política de Seguridad Democrática sea tan débil como para que se ponga a tambalear con el acuerdo humanitario. En Palestina e Israel han hecho cantidad de acuerdos y ellos se odian. ¿Por qué nosotros no podemos? El inamovible era el árbol al que yo estaba encadenado, yo no considero que hayan inamovibles”, consideró Jara, quien indicó que con estas actitudes pareciera que la guerrilla y el presidente Álvaro Uribe no quisieran la libertad de los cautivos y el fin del conflicto armado.
“Pareciera que al presidente Uribe le conviene la situación de guerra que se vive en el país y pareciera que a las Farc les gusta que Uribe esté en el poder, porque siempre apuntan a lo mismo: a que el intercambio no avance”, lamentó el ex gobernador, quien indicó que por estas causas “siento de todo corazón que Uribe no hizo nada por la libertad de nosotros”.
El ex gobernador consideró además que la guerrilla no está derrotada, ya que tienen una red de abastecimiento completa y sus tropas tienen gente joven. Por esta razón, indicó que “la salida política es la solución al conflicto armado”.
“En la guerrilla se ven menores de 20 años, de 18. Al preguntarles que por qué entraron uno me dijo que le habían fumigado los cultivos de coca. Hay muchas causas que hacen que muchos jóvenes entren a la guerrilla y mientras haya esas causas la guerrilla no se va a acabar”, sentenció Jara.
De compañeros y cadenas
Al comenzar la rueda de prensa, que se extendió por dos horas y media a petición del propio Jara, el ex secuestrado recordó a sus ex compañeros de cautiverio y denunció las infrahumanas condiciones de su secuestro.
“Estaba con Luis Mendieta, Pablo Moncayo, William Donato. El agente Delgado, Jorge Romero, Jorge Trujillo, Wilson Rojas, César Mazo, Robinson Salcedo, Luis Arturo García, Luis Beltrán, Luis Alfredo Moreno”, recordó el ex gobernador, quien dijo que sus más de dos mil días en cautiverio “fueron un sufrimiento”.
Jara aseguró además que desde hace dos años, por un error de los guerrilleros al ponerles las cadenas a dos uniformados secuestrados, los comandantes los tienen encadenados día y noche.
“Desde hace dos años tienen la cadena al cuello unida entre sí día y noche, para ir hasta el baño. Es denigrante, tanto, que hasta los mismos guerrilleros que las ponen arrugan la cara cuando cumplen esa misión”, recordó Jara, quien afirmó que lo más difícil no es cargar una cadena (que él tenía en el pie izquierdo), sino “las cadenas de la indiferencia que ustedes (periodistas) han ayudado a romper”.
El ex gobernador lamentó que no haya traído pruebas de supervivencia de sus compañeros, pero se comprometió a hablar con las familias para contarles detalles de sus seres queridos.
Al ser cuestionado por la reacción en la selva sobre las fugas de los ex secuestrados John Frank Pinchao, Fernando Araújo y Óscar Lizcano, Jara afirmó que esa opción “hoy no es válida” para los cautivos.
“Cada vez que se hace algo, las Farc hacen algo también, reaccionan, y esas opciones hoy no son viables”, aseveró Jara, quien insistió durante todo el acto en la necesidad de liberar a quienes aún están en la selva.
“La humedad (de la selva) puede pudrir y ellos se están pudriendo, por eso hay que traerlos Piedad, hay que hacer el intercambio humanitario”, pidió Lara, quien afirmó que los cautivos tienen múltiples problemas de salud.
El principio del fin
Jara reconoció que sólo dos días después de que comenzó a caminar hacia el punto en donde sería recogido por la comisión humanitaria se enteró de su liberación, ya que padecía quebrantos de salud.
“Sólo me dijeron ‘se va’ y ahí se me quitó la fiebre y comencé a caminar hasta más rápido”, afirmó jocosamente el ex gobernador, quien recordando “al filósofo el Chavo del Ocho”, indicó que si bien los guerrilleros los tenían en cautiverio, nunca hubo malos tratos.
“Una cosa es la decisión de mantenernos tanto tiempo y otra cosa es el trato diario, cotidiano: nos dan lo que está a su alcance. No hay maltrato, no hay grosería, humillación, simplemente nos dan lo que hay. La mayoría de las veces había una dieta muy rica en harina: arroz y alverja, fríjoles y arroz. Comí hasta mico, raya, de todo, tigre, armadillo, venado”, recordó Jara, quien indicó que temió varias veces por su vida, sobre todo por los constantes sobrevuelos del Ejército.
“Cuando se rompió la zona de despeje el terror no fue que me mataran sino que el Ejército hiciera que la guerrilla me mate, porque en cuatro oportunidades pasaron bombardeos y nosotros sabemos que los operativos sólo conducen a la muerte de quienes están allá, un operativo conduce a una sentencia de muerte y eso ya ha pasado”, afirmó Jara, quien concluyó con una frase que repetían varias veces los guerrilleros sobre el rescate a sangre y fuego.
“La instrucción es clara: vivos no nos los quitan”, sentenció Jara.
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