lunes, 31 de mayo de 2010

Mockus deberá redoblar esfuerzos para convencer en segunda vuelta


Antanas Mockus se convirtió ayer en el segundo candidato a la presidencia de Colombia más votado, aunque falló en convertirse en el "fenómeno" electoral que se anunciaba.

Mockus, que obtuvo 3.120.633 sufragios (21,5%) escrutadas 99,7% de las mesas, disputará el balotaje el 20 de junio con el oficialista Juan Manuel Santos, quien sumó 6.758.513 votos (46,6%) en la primera vuelta de las presidenciales.

Las encuestas habían dicho previo a las elecciones que Mockus se encontraba en "empate técnico" con Santos, lo que llevó a los analistas y la prensa a declararlo como el "fenómeno político" de este proceso.

Esgrimiendo la bandera de la "legalidad" y la "transparencia", y respaldado en la aureola de incorruptible administrador que se forjó en dos gestiones como alcalde de Bogotá, Mockus logró en dos meses de campaña posicionarse como uno de los dos favoritos para suceder al presidente Alvaro Uribe.

Su fórmula surgió como una candidatura independiente alejada de la clase política tradicional, y arropada bajo una nueva bandera: el Partido Verde, que lleva ese nombre pero no comparte la plataforma ni es asimilable a los 'partidos verdes' que defienden el medio ambiente en otros países.

"Me provoca alegría. Miro hacia atrás y no me lo creo: haber adelantado un proceso como éste, y estar donde estamos", dijo recientemente al comentar su resurgimiento político a la AFP.

Lo meteórico de su carrera por la presidencia, luego de que hace cuatro años obtuvo apenas 146.583 votos (1,23%) en los comicios que dieron la reelección a Uribe, parece ser un común denominador en la corta vida pública de este profesor universitario de 58 años y padre de cuatro hijas.

Mockus se dio a conocer en 1993, cuando los medios de prensa registraron el momento en que como rector de la estatal Universidad Nacional -la principal del país- se bajó los pantalones y mostró sus nalgas a un auditorio estudiantil que lo abucheaba.

Ese hecho que lo catapultó a la exposición pública no fue más que un eslabón de la cadena de excentricidades que lo han caracterizado, como acudir al palacio presidencial blandiendo una espada de juguete para "defender" el presupuesto de la universidad, o, años más tarde, contraer matrimonio montado en un elefante bajo la carpa de un circo.

Este profesor que realizó sus estudios en París, sorprendió en 1994 al ganar por elección popular la alcaldía de Bogotá bajo la bandera de la "cultura ciudadana" como herramienta de convivencia en esa urbe de 7 millones de habitantes, sin haber tenido ninguna tradición política previa.

Antes de completar el periodo para el cual fue elegido, en abril de 1997 dejó el cargo para lanzarse a una nueva aventura política: la fórmula vicepresidencial de la ex canciller Noemí Sanín.

Tras pedir perdón públicamente a los bogotanos por haber abandonado la alcaldía, fue elegido en 2000 nuevamente alcalde, gobierno que concluyó exitosamente en diciembre de 2003.

Su lenguaje académico y a veces confuso que lo obliga a rectificar o explicar posteriormente conceptos e ideas, y el haber confesado que padece mal de Párkinson, han dejado sin piso a los analistas que sólo atinan a atribuir el fenómeno a una especie de "seducción" de un electorado que quiere un cambio de forma de gobierno.


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