domingo, 26 de julio de 2009

Ahora sí: presidenciables, en sus marcas…


La debacle de la coalición en el Congreso y el seguro hundimiento de la iniciativa reeleccionista, bajó a la política colombiana de la bicicleta estática en que llevaba más de un año. Una veintena de candidatos y precandidatos ya no tienen freno alguno y deberán jugársela toda. Análisis

TRAS MÁS de un año la bicicleta estática en que estaba montada la política colombiana se frenó. Y no para dejar el escenario inmóvil, sino para que todos aquellos que estaban montados en la misma, se bajarán y empiecen a avanzar por su propia cuenta.

Esa, sin duda, es la principal conclusión de lo que pasó esta semana. La accidentada elección de las mesas directivas de Senado y Cámara no sólo dejó fracturada la coalición parlamentaria uribista, sino que terminó de complicar el panorama para el proyecto de referendo reeleccionista, que del estado agónico con que terminó la anterior la legislatura pasó a la antesala del rigor mortis, en apenas el primer día de la nueva.

Y es que en los últimos cinco días, salvo el ministro del Interior y Justicia, Fabio Valencia, la gran mayoría de la dirigencia uribista coincidió en que la fractura de la coalición y el nuevo mapa de alianzas políticas que se generó para llevar a Javier Cáceres a la presidencia del Senado y a Edgar Gómez a la de la Cámara, prácticamente le dieron un golpe de gracia a la ya difícil viabilidad del referendo.

Si bien es cierto que tanto Cáceres como Gómez dijeron que no serían obstáculo para la confección de las nuevas listas de conciliadores que deben reunirse para tratar de consensuar un texto único del referendo y, en caso de lograr un acuerdo, llevarlo a consideración de ambas plenarias, lo cierto es que la realidad política evidencia que ello no sería así.

Si bien Cáceres es de Cambio Radical, ese partido prácticamente está ya por fuera de la coalición uribista, no sólo por la candidatura presidencial de su líder, Germán Vargas Lleras, sino porque su alianza con el partido Liberal está cada día más avanzada, tal como quedó demostrado en el acuerdo que hicieron para quitarle la presidencia del Senado a Gabriel Zapata, a quien señalaban los acuerdos firmados hace tres años sobre la rotación de las mesas directivas del Congreso. Aunque Cáceres dice que el referendo debe llegar a las urnas, se declaró “vargasllerista” en materia de candidaturas presidenciales.

Gómez, a su turno, si bien proviene de otro partido uribista, en realidad está haciendo tránsito al liberalismo oficialista, decisión que se confirmará en menos de 50 días, ya que ese el plazo que resta para que los congresistas que se quieren trastear de colectividad puedan hacerlo sin sanción alguna, según lo estableció la reforma política constitucional que entró a regir la semana pasada.

Simple lógica

Es obvio que si liberales y Polo Democrático hicieron alianzas con Cambio para romper la coalición, ese pacto va más allá de la elección de Cáceres y Gómez, y tiene como telón de fondo maniobrar para que la conciliación del referendo se hunda definitivamente.

A ello debe sumarse que día tras día crece el número de Representantes a la Cámara -de los 86 investigados por la Corte Suprema de Justicia por votar en segundo debate el proyecto de referendo- que no sólo renunciaron a hacer parte del grupo de conciliadores, sino que anuncian que se declararán impedidos para votar la iniciativa en la plenaria. Es más, el propio Presidente de la corporación fue recusado ya por el parlamentario del Polo, Germán Navas, mientras que el vicepresidente, el valluno Santiago Castro, dijo que se declararía impedido.

En ese orden de ideas, las posibilidades de que la conciliación del referendo sea votada positivamente prácticamente son nulas y así lo admitieron esta semana no sólo las toldas de los partidos La U, Conservador, Cambio, Convergencia y Alas-Equipo Colombia, sino la propia Casa de Nariño, que en medio de la rebelión de la primera de las colectividades contra el ministro Valencia Cossio y los dirigidos por Germán Vargas Lleras, dio instrucciones para que los candidatos y precandidatos oficialistas le metan el acelerador a sus respectivas campañas.

Último estertor

Incluso, trascendió que al presidente Uribe, consciente de que la posibilidad de un tercer periodo consecutivo suyo está muy embolatada, lo que más le empezó a preocupar es que la coalición se rompa definitivamente, y en ese marco hasta la eventualidad de dejarle abierta la puerta para postularse en el 2014 se trunque. En otras palabras, la Casa de Nariño en esos momentos tiene su mira puesta en el 2014 y, por lo mismo, requiere recomponer sus fuerzas parlamentarias para viabilizar esa opción.

La cuestión llegó a tal punto, que un alto dirigente uribista admitió que el Gobierno se le va a jugar toda en la conciliación, sobre todo en lo que tiene que ver con el Senado, con el objetivo de convencer a las mayorías de sus bancadas que acepten el texto que fue aprobado por la Cámara de Representantes, que le dio luz verde en la madrugada del 17 de diciembre pasado a la pregunta original de la iniciativa, que sólo permitiría una segunda reelección de Uribe en el 2014.

“Lo primero es evitar que se hunda la iniciativa. Ese escenario sería catastrófico, ya que allí se cerrarían las puertas para que Uribe vuelva al poder. La idea ahora es que siendo casi imposible una maniobra política para imponer el texto del Senado que permitiría preguntar a los colombianos sobre una segunda reelección inmediata, entonces debe optarse porque en la conciliación se apruebe el de la Cámara, que si bien aplaza la posibilidad para el 2014, deja ya abierta esa puerta… Es claro que el próximo gobierno, por más uribista que pudiera ser, llegara un momento en que pensará más en su reelección que en la segunda de Uribe”, precisó el dirigente uribista.

Por otra parte, para quienes desde el alto Gobierno empezaron a defender esta especie de ‘Plan B’, siempre le queda al Presidente la posibilidad de que la Corte Constitucional, la mayoría de cuyos nueve magistrados fueron nombrados bajo la era Uribe, entre a “modular” la sentencia sobre el referendo (claro, si pasa en el Congreso), y pueda interpretar que los cerca de cuatro millones de personas que firmaron respaldando la iniciativa lo hicieron pensando claramente en una segunda reelección en 2010 y no 2014.

Sin embargo, muchos constitucionalistas creen que un escenario así es bastante improbable. Además, se prevé que en las próximas dos semanas el pleno del Consejo Nacional Electoral emita su respectivo fallo sobre la ponencia que proyecto el magistrado investigador Joaquín José Vives, según la cual las anomalías en la financiación de la campaña de recolección de firmas para el referendo reeleccionista son de bulto, no sólo por las ilegales maniobras contables que protagonizó el ex ministro Luis Guillermo Giraldo sino porque claramente se violaron los topes de donación individual.

Una decisión en ese sentido haría imposible, entonces, que el Registrador Nacional pueda expedir la respectiva certificación de cumplimiento de requisitos legales en la campaña. Ese documento es clave para que la Corte Constitucional pueda avalar la iniciativa, en caso de que llegue a su consideración.

Si el CNE se pronuncia antes de que se pueda entrar a operar la instancia de conciliación, entonces el referendo recibirá el puntillazo mortal, ya que allí sí todos los parlamentarios que no quieren la reelección de Uribe pero no lo admiten públicamente y menos ante la Casa de Nariño, ya que podrían perder las cuotas de poder burocráticas, tendrían una excusa perfecta para apartarse de la votación.

Acelerador a fondo

Visto entonces que la posibilidad de un nuevo periodo consecutivo del Jefe de Estado es muy baja, entonces la campaña para la sucesión se destraba de una vez por todas, y la veintena de candidatos y precandidatos que hay en el partidor, faltando apenas por concretarse la aspiración de Juan Manuel Santos, puesto que Noemí Sanín ya anunció su ingreso a la puja proselitista, no tienen ya ninguna limitante para meter el acelerador en pos de captar el apoyo popular.

Como es apenas obvio, la agonía del referendo prendió de nuevo las alarmas sobre cómo hará Uribe para garantizar que uno de sus alfiles lo suceda en la Casa de Nariño. Un a vez más sale a flote la teoría sobre el cómo y el cuándo del ‘guiño’ presidencial.

Por ahora es claro que el Mandatario ha dicho que la única fórmula para evitar que el liberalismo o el Polo lleguen al poder, es presentar un candidato presidencial uribista único.

Ello obligará, entonces, a que las facciones que han acompañado al Gobierno no sólo escojan a su respectivo aspirante en procesos electorales internos sino que éste se mida luego con el resto de los representantes de cada partido de la coalición, y quien gané vaya a la primera vuelta a enfrentarse con la oposición y los independientes.

Sin embargo, como en el refrán, del dicho al hecho hay mucho trecho… Lo que se ha evidenciado hasta el momento es que la cada facción de la coalición cree tener la suficiente fuerza como para jugarse sola en primera vuelta y forzar el apoyo obligado del resto de los candidatos gobiernistas.

En ese marco, Uribe, es claro, no se arriesgará a dar un guiño tempranero a determinado candidato y menospreciar a los otros, pues ello generaría una división que bien podría abrirle un boquete a la coalición y en ese escenario fácilmente candidatos como el independiente Sergio Fajardo o los aspirantes del Polo y los liberales podrían dejar al uribismo fuera del juego tras la primera vuelta.

Faltando diez meses para la primera vuelta de los comicios presidenciales, las encuestas no son un indicativo real de la temperatura política, no sólo porque se hicieron en coyunturas muy diferentes y con la opción del referendo aún viva, sino porque el apoyo a los distintos aspirantes variará una vez la ciudadanía entienda que la posibilidad de una segunda reelección está descartada. Eso podría llevar algunas semanas.

Y como si fuera poco, es claro que, por ejemplo, los nombres de Santos o Noemí aún no se han sopesado completamente en las encuestas, pues hasta ahora sólo eran vistos como posibles aspirantes pero en cuestión de días ya sus opciones serán reales.

El partidor

Una veintena de candidatos se encuentra en el partidor. Sin embargo, se espera que en cuestión de dos o tres meses ese número de haya reducido de manera significativa.

El primer ‘corte’ será sin duda la consulta interna que los distintos partidos tienen programada para el 27 de septiembre. Aunque hasta el viernes pasado esa fecha seguía firme, no se descarta que pueda ser aplazada, sobre todo por la llegada de Sanín a la campaña conservadora.

Pero aún si ello no ocurre, es claro que se pueden adelantar algunos eventuales escenarios una vez pase la cita en las urnas. Por ejemplo, en el Polo Democrático todo hace indicar que la consulta la ganará Carlos Gaviria, quien puntea todas las encuestas previas y ya logró en mayo de 2006 más de 2,6 millones de votos. La opción del senador Gustavo Petro es más bien reducida y todo lleva a que se lanzará de nuevo al Congreso, aunque hay quienes le aconsejan que dé un paso al costado y mejor empiece a prepararse para una eventual candidatura a la Alcaldía de Bogotá.

También parece despejado el panorama en las toldas del partido Liberal, ya que todas las encuestas dan por ganador a Rafael Pardo, a tal punto que la duda gira más en torno a si logrará pasar o no del millón de votos.

En lo que tiene que ver con los conservadores, la cuestión sí está más complicada. Hasta el momento las encuestas se inclinan hacia el ex ministro Andrés Felipe Arias, quien gana con holgura a Carlos Holguín, Fernando Araújo y José Galat. Pero la llegada de Sanín a la carrera por el tiquete presidencial cambia el escenario.

Aunque la ex embajadora quiere que se aplace la cita del 27 de septiembre y así poder competir en igualdad de condiciones con aspirantes que llevan cinco meses de proselitismo, Arias y un buen número de Representantes a la Cámara se oponen. Sin embargo, el grueso de los senadores así como sectores pastranistas y de opinión en la colectividad están de acuerdo con posponer la consulta, bajo la tesis de que la ex canciller es una carta segura para ganar el banderín uribista y no tiene lógica alguna que se puedan cerrar las puertas por un asunto de simple mecánica.
En lo que hace a La U, Santos, quien lidera varias encuestas, estará arribando al país en cuestión de semanas y será el candidato de esa facción sin oposición alguna.

Igual pasa con Vargas Lleras, quien, además, no descarta la posibilidad de que después de la consulta interna del 27 pueda llegar a un acuerdo para realizar una medición con Pardo y el mismo aspirante independiente Luis Eduardo Garzón, con el fin de concretar una candidatura fuerte que enfrente a la opción uribista.

Ajeno a todo ese ajedrez está Sergio Fajardo, quien junto a Santos puntea varias encuestas. Ha dicho que va hasta el final y si bien Garzón y otra candidata independiente como Martha Lucía Ramírez, desde el grupo de los “quíntuples”, quieren hacer una consulta entre ellos para escoger un solo aspirante, el ex alcalde de Medellín no le jala a la idea.

Como se ve, el partidor de precandidatos y candidatos está lleno. Y lo ocurrido esta semana en el primer día del Congreso y los coletazos políticos generados por la derrota de la coalición, fue el pistoletazo que se esperaba desde hace más de un año para arrancar en firme la campaña presidencial. El proyecto de referendo era una especie de ‘seguro’ que impedía accionar esa arma, pero fue ‘levantado’ por los mismos errores y divisiones uribistas. A competir señores y señoras.


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